Al iniciar la ceremonia el Papa leyó la formula de creación y posteriormente hizo la proclamación de los nuevos Cardenales. Luego de la profesión de fe, el juramento de fidelidad y la obediencia al Papa Francisco y a sus sucesores, los cardenales recibieron de manos de Francisco la Bula de creación, el “zucchetto”, el birrete, y el anillo cardenalicio. En el caso del Arzobispo Fernando Chomali, junto con recibir estos signos, le fue asignando el título de San Mauro Abad en Roma.
Luego, durante su homilía el Papa Francisco invito a los cardenales a caminar juntos sobre el camino de Jesús, reiterando uno de los pilares de su magisterio: no perseguir los primeros puestos, sino cultivar en la humildad, la fraternidad.
No se dejen deslumbrar por el encanto del prestigio
Que nuestro corazón no se pierda, señaló el Papa, dejándose deslumbrar por el encanto del prestigio, por la seducción del poder o por un entusiasmo demasiado humano por nuestro Señor. Por eso es importante mirar dentro de nosotros mismos, colocarnos con humildad ante Dios y con honestidad preguntarnos: ¿hacia dónde va mi corazón? ¿En qué dirección se mueve? ¿Quizás voy por el camino equivocado? Volver al corazón, el "punto cardinal" es Jesús.
Caminar por las calles, encontrarse con los demás
Sigue describiendo, el Papa, las formas de imitar a Jesús, interponiéndose en su camino: curar las heridas del hombre, aligerar las cargas de su corazón, remover el lastre del pecado y romper las cadenas de la esclavitud. El cardenalato, insiste el Sucesor de Pedro, no es aislamiento, sino inmersión continua en la vida de la gente, en sus luchas y heridas, en sus desencantos. El propio Mazzolari, a quien el Papa recuerda llamándole «un gran clérigo italiano», hablaba de la necesidad de caminar por las calles, de la acción libre y sin filtros: esto sigue siendo necesario hoy, dice Francisco. «No olvidemos que el cansancio arruina los corazones, y el agua cansada es la primera que se corrompe», añade el Papa.
Buscar la unidad, no los primeros puestos
Al fijar su mirada en ustedes – enfatizó Francisco- que proceden de historias y culturas diferentes y representan la catolicidad de la Iglesia, el Señor los llama a ser testigos de fraternidad, artesanos de comunión y constructores de unidad. Ésta es vuestra misión. Ésta es vuestra misión.
La Iglesia de Santiago dio la bienvenida al Cardenal Fernando Chomali
En un ambiente de gran alegría y oración, el pueblo fiel de Santiago y el clero de la Arquidiócesis se reunieron, el mediodía de este domingo 15 de diciembre, en la Catedral Metropolitana para agradecer a Dios y dar la bienvenida al arzobispo +Fernando Chomali Garib, tras ser creado Cardenal de la Iglesia Universal por el Papa Francisco.
Desde muy temprano llegaron al principal templo capitalino, representantes de las distintas parroquias, comunidades y colegios de Santiago, también una delegación de feligreses de la ciudad de Concepción donde don Fernando sirvió como arzobispo durante 13 años.
Además asistieron las máximas autoridades del Senado, el Poder Judicial, las Fuerzas Armadas y Carabineros, y la Municipalidad de Santiago. También estuvo presente el ministro Álvaro Elizalde, secretario general de la Presidencia, y el rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Ignacio Sánchez.
“¿Por qué siendo Chile un país laico se encuentran hoy aquí las máximas autoridades del Estado? Hay una sola razón: la Iglesia Católica realiza una labor extraordinaria y sin la Iglesia Católica, Chile sería distinto”, destacó el Cardenal Chomali al principio de su homilía.
“Sin la Iglesia Católica hubiésemos enfrentado una guerra con un dolor que continuaría hasta hoy. Además, todos sabemos que en momentos difíciles y complejos de nuestra historia la Iglesia estuvo presente y nunca le preguntó al perseguido si era creyente o no. Porque estamos por sobre la contingencia, porque reconocemos principios básicos que estarán siempre presente”, agregó.
Monseñor Chomali también se refirió en su homilía a los tres compromisos que asume como cardenal. “En primer lugar, como nos planteó el Papa, ampliar la mirada. Para poder abordar con mayor profundidad la violencia, las inequidades y tantos problemas sociales que tenemos. En segundo lugar, me comprometo a rezar por Chile, por las autoridades. Por lo demás, estoy obligado a hacerlo desde que me ordené diácono. Y lo hago de corazón, porque si el Señor no construye la casa en vano se cansan los albañiles. Y, en tercer lugar, me comprometo a estar con los pies desnudos para que me duela la pobreza, para que me duela ver a aquellos que viven como yo no quisiera vivir. Para que nunca sea indiferente frente a un hermano que sufre”.
Asimismo, el cardenal hizo hincapié en que esta eucaristía se celebró el tercer domingo de adviento, conocido eclesialmente como gaudete o domingo de alegría.
“No es casualidad. Nadie nos va a robar la alegría y la esperanza que viene del Evangelio. Jesucristo ha dado la vida por nosotros y está en medio nuestro. Nadie nos va a robar la celebración de la Navidad, aunque la traten de entrampar con tantas luces. Porque las luces nos encandilan, pero pasarán. En cambio, esa estrella maravillosa que nos indica dónde está Jesús, seguirá iluminando nuestros corazones. Por eso estamos alegres y confiados. No por nuestra fuerza, sino por la gracia de Dios que está con nosotros. Los invito también a que transmitamos esta alegría”, afirmó.
Fuentes: Vatican News – Arzobispado de Santiago
Imágenes: Vatican Media