Por P. Benjamín Ossandón
Director de la Pastoral Nacional de Alcoholismo y Drogadicción (PANAD)
Francisco Carreño G.
Responsable de Nadie Menos por la Droga
En el camino con distintas comunidades, hemos aprendido que el principal obstáculo para reactivar el tejido social no es solo el tráfico de drogas, también es el miedo, la impotencia y la normalización de la violencia, pues compartimos con los narcos el mismo nicho del sin sentido y la exclusión en la vida cotidiana de los pobladores. Ante esto, vemos con urgencia que como Iglesia en conjunto con distintas organizaciones ofrezcamos algo mejor que las drogas y las armas para dignificar y reconocer.
Todos conocemos a una persona destrozada, padres, hijos, vecinos, compañeros de trabajo, amigas, alguien de nuestra comunidad. Familias devastadas porque su hijo está todo el día en la calle fumando pasta base, impacta ver cómo ese niño que fue compañero de tu hijo, que iban a catequesis incluso, hoy está casi desaparecido, duele ver que la niña que iba a la escuela hoy es víctima de explotación sexual, con eso consigue la maldita droga. Ellas y ellos, son los desaparecidos de nuestro país, son las víctimas de la dictadura de la Narcocultura.
Se ha normalizado la violencia narco y el abandono policial, lo que antes se consideraba grave ahora es cotidiano. La narcocultura modificó códigos y patrones, marca la intermitencia de derechos de primer orden que se vuelven líquidos, según el hecho de sangre de turno. Establecimientos educacionales cambian horarios porque el cortejo fúnebre de una persona vinculada al crimen organizado pasará en las afueras y caerán fuegos artificiales, balas asesinas, quizás se produzca un enfrentamiento con las policías; los CESFAM cierran sus puertas, los funcionarios han sido atacados por quienes reclaman la atención de sus heridas ocasionadas en enfrentamientos, pacientes y profesionales sienten terror, llegan sicarios a terminar sus trabajos incompletos. Salud, educación, recreación, cultura (estos dos últimos considerando la dimensión del espacio público), son derechos que en ocasiones quedan postergados.
Nuestra Respuesta
PANAD, Nadie Menos por la Droga y Caritas Chile han levantado una propuesta de trabajo que considera cuatro líneas de acción para una intervención pastoral y comunitaria en contextos de alto consumo y tráfico de drogas. La principal de ellas, es la conformación de los denominados Centros de Escucha Barriales, que están concebidos como una experiencia piloto territorial en comunidades sensibilizadas con esta realidad.
¿Qué es un Centro de Escucha Barrial (CEB)? Un espacio comunitario de primera acogida, dirigido a personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad social, especialmente afectadas por el consumo y el tráfico de drogas. Estos Centros están ubicados en barrios o poblaciones con alta presencia de drogas y tienen como objetivo principal, ofrecer un lugar de acogida y acompañamiento, proporcionando un espacio de escucha, encuentro y apoyo al estilo de Jesús, dando herramientas de prevención y desarrollo integral, además de generar estrategias que faciliten el acceso a servicios sociales y de salud. Quiere ser una respuesta concreta y cercana de esa Iglesia que es una “familia grande” y “madre del barrio”, que se involucra con los dolores de sus hijos.
Lo que proponemos pilotear, está inspirado en la experiencia pastoral de otras iglesias hermanas de Latinoamérica, principalmente en la de los centros barriales de Argentina. Nos sostiene la convicción de que lo que primeramente salva a una persona no es solo una red de prestaciones sociales sino una comunidad preparada para acogerla, una comunidad movida por la fe en Dios y en la dignidad invencible de cada ser humano, una comunidad formada para escuchar, incluir y derivar acompañadamente a cada Cristo sufriente.
Al terminar hacemos eco de las palabras del Papa Francisco, que en ocasión del encuentro internacional sobre "Drogas y dependencias: un obstáculo al desarrollo humano integral”, señala:
“La Iglesia, junto con las instituciones civiles, nacionales e internacionales, y los diversos organismos educativos, está comprometida activamente en todos los lugares del mundo para contrarrestar la difusión de las adicciones movilizando sus energías en la prevención, cura, rehabilitación y los proyectos de reintegración que devuelvan la dignidad a quienes han sido privados de ella.” (diciembre 2018)