Por Victor Villa Castro
Con información e imágenes de Vatican News - Vatican Media
“Queridos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar el fallecimiento de nuestro Santo Padre Francisco. A las 7:35 de esta mañana, el Obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre…”. La mañana del lunes 21 de abril de 2025, el cardenal Camarlengo Kevin鈥疛oseph鈥疐arrell informaba así la pascua del Papa Francisco. Tenía 88 años, y tras 12 años de pontificado, dejaba un legado profundo de Evangelio, sencillez, cercanía y sinodalidad.
A partir de ese momento, se inició un camino intenso de oración, memoria agradecida y discernimiento eclesial que culminó con la elección del Papa León XIV, el 8 de mayo de 2025. En estas páginas recorremos esos días de profundo significado espiritual para toda la Iglesia, y especialmente para el Pueblo de Dios que peregrina en Chile.
El adiós al Papa Francisco
La muerte del Papa Francisco, aun con su delicado estado de salud, llenó de sorpresa y dolor a fieles de todo el mundo. Su fallecimiento ocurrió tras reiterados cuadros de deterioro respiratorio, después de años de servicio incansable. Derrame cerebral, coma, colapso cardiovascular irreversible. Estas fueron las causas certificadas de su muerte ocurrida en su apartamento de la Casa Santa Marta, según lo dado a conocer por el profesor Andrea Arcangeli, director de la Dirección de Sanidad e Higiene del Estado de la Ciudad del Vaticano. El documento médico indicaba que el Papa tenía antecedentes de insuficiencia respiratoria aguda en neumonía bilateral multimicrobiana, bronquiectasias múltiples, hipertensión y diabetes de tipo II.
El testamento del Papa Francisco
Tras su fallecimiento se hizo público el documento redactado por Jorge Mario Bergoglio en Santa Marta el 29 de junio de 2022 donde señalaba: “Pido que se prepare mi tumba en el nicho de la nave lateral entre la Capilla Paulina (Capilla de la Salus Populi Romani) y la Capilla Sforza de la Basílica de Santa María la Mayor. La tumba debe estar en la tierra; sencilla, sin decoración particular y con la única inscripción: Franciscus”. En el texto, además de esas escuetas indicaciones, el Papa pedía que “el Señor dé una merecida recompensa a quienes me han amado y seguirán rezando por mí. El sufrimiento que se hizo presente en la última parte de mi vida lo ofrecí al Señor por la paz mundial y la fraternidad entre los pueblos”.
Los días posteriores a la partida del Papa, estuvieron marcados por ceremonias emotivas y solemnes en el Vaticano, donde miles de personas se reunieron para rendirle homenaje y agradecer por sus palabras y acciones.
El rito de traslación del féretro del Papa Francisco a la Basílica de San Pedro tuvo el miércoles 23 de abril de 2025 por la mañana y fue dirigido por el Colegio Cardenalicio reunido en Roma tras su fallecimiento. Desde entonces, la Basílica permaneció abierta hasta la medianoche de ese miércoles y altas horas de la noche del jueves 24 y viernes 25, debido a las decenas de miles de fieles que se agolparon para despedirlo.
Los ritos funerales, llevados a cabo en la Basílica y Plaza de San Pedro, además de su posterior traslado por las calles de Roma hacia Santa María la Mayor, estuvieron cargados de simbolismo. Líderes religiosos y políticos, junto a fieles de todas partes del mundo, se unieron para despedir al Papa de la misericordia. Durante las homilías, se destacó su incansable lucha por la fraternidad humana, los pobres, y su llamado constante a al cuidado de la casa común.
Entre lágrimas, oraciones y un silencio sobrecogedor interrumpido por espontáneos aplausos, así como un mar de teléfonos móviles ávidos de inmortalizar el momento histórico, el mundo despidió a Jorge Mario Bergoglio, el primer Papa latinoamericano, en una ceremonia que combinó la solemnidad del rito con la emoción de un legado inolvidable.
Tras la santa misa exequial por el Romano Pontífice celabrada el sábado 26 de abril por la mañana, presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, Decano del Colegio Cardenalicio, el cortejo fúnebre emprendió su camino hacia la Basílica de Santa María la Mayor, uno de los lugares más queridos por Francisco. En este santuario mariano, el más antiguo de Occidente, quedaron depositados sus restos mortales, cumpliendo así su deseo de reposar junto a la Virgen que tantas veces visitó discretamente antes y después de cada viaje apostólico, así como al final de sus hospitalizaciones.
A lo largo del recorrido por toda la ciudad desde el Vaticano hasta la Basílica, las autoridades calculan que unas 150.000 personas estuvieron presentes en el último adiós al Papa Francisco.
Un pontificado centrado en la misericordia y esperanza
Entre uno de sus documentos más destacados intra y extra eclesialmente, se encuentra la encíclica Laudato Si', donde urgió a cuidar la "casa común" frente a la crisis climática, que marca una nueva perspectiva dentro de la Doctrina Social de la Iglesia. Por otra parte, sus constantes llamados e iniciativas para llegar a ser una Iglesia “pobre para los pobres”, más inclusiva y misericordiosa llegó al corazón del Pueblo de Dios y de personas no creyentes. Sus reformas en la Curia Romana y su enfoque en la transparencia financiera también dejan una marca y desafío muy importante para la Iglesia, en especial tras lo encomendado en el documento final del Sínodo sobre la Sinodalidad, que el Papa pidió aceptar como Magisterio de la Iglesia.
Desde el inicio de su papado, el Papa Francisco se perfiló como el "Papa de la misericordia" y el "Papa de la sinodalidad", impulsando la visión de una "Iglesia en salida", siempre dispuesta a ir hacia las periferias y anunciar el Evangelio. Temas como la urgente renovación eclesial y la vocación misionera, el diálogo interreligioso, el rol de la mujer en la sociedad y la sustentabilidad adquirieron una relevancia especial en su magisterio.
Su mensaje no se centró en la condena, sino en la belleza de la experiencia cristiana, alentando incansablemente la “alegría de la fe” en todas las comunidades católicas del mundo.
Los documentos que marcaron la ruta de navegación de su pontificado
El legado de Francisco se materializa en importantes documentos, verdaderas "hojas de ruta" para la Iglesia. La exhortación apostólica "Evangelii gaudium" (2013) fue el primer gran manifiesto de su pontificado, marcando el camino hacia una Iglesia misionera y en constante movimiento hacia las periferias.
En "Laudato si'" (2015), el Papa Francisco sentó un hito en la Doctrina Social de la Iglesia al abordar la "ecología integral", uniendo la preocupación por el medio ambiente con las consecuencias sociales de la falta de humanismo. Este tema fue profundizado en "Laudate deum" (2023), que reafirmó la interdependencia entre la naturaleza y la sociedad.
La encíclica "Fratelli tutti" (2020), escrita en plena pandemia, fue un llamado universal a la fraternidad y la reconciliación, destacando a San Francisco de Asís como modelo de amistad social. Este documento tuvo un antecedente crucial en el histórico acuerdo de fraternidad firmado con el Gran Imán de al-Azhar en 2019 en Abu Dabi.
Finalmente, su última encíclica, "Dilexit nos" (2024), sobre el amor humano y divino del Corazón de Jesucristo, se erige como la clave interpretativa de todo su pontificado. En ella, el Papa Francisco afirmó que el compromiso por los últimos y la búsqueda de soluciones a los problemas sociales y ambientales brotan del amor de Cristo.
La lucha contra la cultura de los abusos y Reforma de la Curia
Francisco enfrentó con valentía el drama de los abusos sexuales dentro de la Iglesia, condenando con firmeza, reformando con decisión y pidiendo perdón con profundo dolor y vergüenza, realizando encuentros personales con víctimas. Implementó medidas sin precedentes, como la creación de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores y la publicación de documentos como "Vos estis lux mundi" (2019 y 2023), que establecieron protocolos más estrictos para la denuncia y el combate a la negligencia en el trato de estos casos. En esa línea el viaje a Chile en 2018 y la consecuente respuesta del episcopado chileno marcaron un punto de inflexión en esta lucha, no solo para nuestro país, sino a nivel global.
Paralelamente, impulsó una profunda reforma de la Curia Romana, buscando una Iglesia más misionera, sobria, servidora y universal. La promulgación de la Constitución Apostólica "Praedicate evangelium" (2022) fue el culmen de un largo trabajo colegial que buscó mayor transparencia y descentralización, promoviendo también la participación de laicos, hombres y mujeres, en el servicio de la Iglesia. Su elección de nuevos cardenales reflejó esta visión, priorizando representantes de regiones periféricas y reduciendo el peso de las sedes históricas.
Un Pastor global en las periferias del mundo
Con 47 viajes apostólicos que lo llevaron a 66 países, el Papa Francisco se convirtió en un maestro del encuentro con las periferias. Sus viajes no solo fueron encuentros con líderes mundiales para construir la paz, sino también momentos de cercanía profunda con los más vulnerables: pobres, presos, enfermos, familias y comunidades marcadas por la pobreza o la guerra en lugares donde incluso se le aconsejaba no visitar. A través de estos viajes, hizo relucir la universalidad de la Iglesia y el deseo de Cristo de llegar a todos los rincones del mundo, participando en Jornadas Mundiales de la Juventud y Encuentros Mundiales de las Familias.
La Sinodalidad como camino y la esperanza como horizonte
La sinodalidad, entendida como el "caminar juntos" de todo el Pueblo de Dios, fue una prioridad fundamental. Francisco llevó la sinodalidad a una nueva fase, impulsando sínodos sobre temas clave y convocando a toda la Iglesia a vivir el "Sínodo de la sinodalidad" en etapas, buscando una Iglesia del discernimiento, donde todo el Pueblo de Dios sea escuchado.
Finalmente, la misericordia y la esperanza fueron los pilares de su mensaje. Con la convocatoria del Jubileo Extraordinario de la Misericordia en 2016 y el actual Jubileo Ordinario de la Esperanza en 2025, el Papa Francisco buscó mostrar el rostro más bello de una Iglesia que se hace "hospital de campaña", curando heridas y ofreciendo una esperanza que sabe mirar más allá de la comodidad personal y que "no defrauda porque está fundada en el amor de Dios".
El legado del Papa Francisco, marcado por su profunda fe, su incansable servicio y su visión audaz, seguirá inspirando a la Iglesia y al mundo en los años venideros.
El recuerdo y agradecimiento del Pueblo de Dios en Chile
Como ya se ha dicho, su visita a Chile en el año 2018 fue un momento emblemático de su pontificado. En ciudades como Santiago, Temuco y Iquique, convocó a la paz y al respeto hacia las comunidades marginadas, incluyendo los pueblos originarios y los migrantes. Allí habló a la juventud, a la academia y llamó a la paz social. Sin embargo, su mensaje de reconciliación y esperanza se vio confrontado por la situación de los abusos en el país, que terminaron tomando la agenda tras su paso por Chile. Pero el Papa asumiría de frente el dolor evidenciado, enviando una misión especial no solo para revisar los hechos, sino especialmente para escuchar.
Por ello, ante su fallecimiento, la Conferencia Episcopal de Chile emitió un emotivo comunicado en el cual expresaron su profundo agradecimiento por el legado del Papa Francisco: “El dolor por su partida nos conmueve profundamente, pero la esperanza que brota del Evangelio y que él proclamó tan intensamente, nos consuela y sostiene. Hoy, con el corazón lleno de gratitud, encomendamos su alma al Padre misericordioso, con la certeza de que el Buen Pastor lo ha recibido en su Reino de paz”.
Destacaron su cercanía con los más pobres y su valentía para enfrentar los desafíos contemporáneos de la Iglesia. “Desde su elección en el año 2013, el Papa Francisco fue un testigo incansable del amor de Dios. Con palabras simples pero profundas, con gestos de cercanía y una vida entregada al servicio de los más pobres, nos enseñó que la misericordia no es una idea abstracta, sino el rostro concreto del Evangelio. Nos invitó a salir e ir al encuentro, a construir puentes y no muros. Su voz profética resonó en las periferias del mundo y su testimonio de sencillez, alegría y compasión permanecerá en la memoria de la Iglesia y la humanidad”.
Además, hicieron un llamado a los fieles a seguir los valores de humildad y compromiso que él representó, haciendo una especial mención a su legado para el país: “Los obispos de Chile, junto al Pueblo de Dios que peregrina en nuestra tierra -a quienes Francisco acompañó especialmente no solo con su visita, cartas e interés que volviéramos a ser una Iglesia más sinodal, profética y esperanzadora- elevamos una oración agradecida por la vida y ministerio del Papa Francisco. Damos gracias por su testimonio de fe viva, su guía firme en tiempos de cambio, y su incansable llamado a la fraternidad universal”.
Pocos días después, la CECh anunciaría la delegación oficial del Episcopado chileno en el funeral del Papa Francisco, compuesta por el Cardenal Celestino Aós, Arzobispo emérito de Santiago; el Cardenal Fernando Chomali, Arzobispo de la capital; y Monseñor Juan Ignacio González, Obispo de San Bernardo.
Ante las oraciones y gestos de gratitud por el legado pastoral, social y espiritual que dejó el pontificado de Francisco en Chile, a través del portal www.iglesia.cl se habilitó un libro de condolencias digital, donde miles de personas hicieron llegar su pesar, mensajes que se hicieron llegar a la Santa Sede a través de la Nunciatura Apostólica en nuestro país.
VIDEO: El pontificado del Papa Francisco: Doce años de procesos y puertas abiertas
Habemus Papam: El cónclave y la elección del Papa León XIV
La elección del nuevo Papa en el cónclave fue un proceso que atrajo la atención mundial. Con la participación de cardenales de todos los continentes, entre ellos el Arzobispo de Santiago Fernando Chomali; las congregaciones generales realizadas previamente, se centraron en discernir el tipo de pastor que pudiera continuar con los caminos trazados por Francisco, pero también abordar los retos que enfrenta la Iglesia que camina hacia la mitad del siglo XXI.
Finalmente, después de dos días de oración y tres votaciones, el cardenal estadounidense, nacionalizado peruano, Robert Prevost, fue elegido el nuevo Papa, tomando el nombre de León XIV.
“La paz esté con ustedes, Dios ama a todos”: el abrazo de León XIV al mundo
Desde la Logia de las Bendiciones de la Basílica de San Pedro, se realizó la primera aparición de Robert Francis Prevost, quien era el prefecto del Dicasterio para los Obispos, como el 267.º Pontífice de la Iglesia universal. Himnos, cantos, oraciones, aplausos, vítores de “¡Viva el Papa!” y exclamaciones de júbilo acompañaron el anuncio del Habemus Papam por parte de las cien mil personas presentes.
Sus primeras palabras pronunciadas con voz emocionada pero firme:
“¡La paz esté con todos ustedes! Queridísimos hermanos y hermanas, este es el primer saludo de Cristo Resucitado, el Buen Pastor que dio la vida por el rebaño de Dios. También yo quisiera que este saludo de paz entrara en sus corazones, llegara a sus familias, a todas las personas, dondequiera que estén, a todos los pueblos, a toda la tierra. ¡La paz esté con ustedes!”
Inmediatamente el Papa León estableció una cercanía, que se fue profundizando con el saludo en español a su diócesis de Chiclayo, en Perú, «donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto, tanto para seguir siendo Iglesia fiel de Jesucristo».
Esa familiaridad se transformó en emoción con el agradecido recuerdo del Papa Francisco y de sus últimas horas en esta tierra. El Papa argentino que “bendecía Roma, daba su bendición al mundo, al mundo entero, aquella mañana del día de Pascua”, expresó su sucesor. Quien pidió dar continuidad a esa misma bendición: “Dios nos quiere bien, Dios los ama a todos, ¡y el mal no prevalecerá! Todos estamos en las manos de Dios. Por lo tanto, sin miedo, unidos mano a mano con Dios y entre nosotros, sigamos adelante. Somos discípulos de Cristo. Cristo nos precede.”
“El mundo necesita de su luz. La humanidad lo necesita a Él como el puente para ser alcanzada por Dios y su amor. Ayúdennos también ustedes, unos a otros, a construir puentes, con el diálogo, con el encuentro, uniéndonos todos para ser un solo pueblo siempre en paz. ¡Gracias al Papa Francisco!”
Un aplauso estruendoso también allí, señal de que Jorge Mario Bergoglio seguirá presente en el caminar de la Iglesia. Desde el cielo, pero presente.
Finalmente, León XIV concedió la indulgencia plenaria a todos aquellos que en ese momento recibieron la primera bendición del nuevo Sucesor de Pedro. Comienza un camino, comienza una historia, comienza una nueva época. «¡Viva el Papa!»
Este momento marcó el inicio de un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia, con la bendición de un Papa que profundiza el mensaje de esperanza, unidad y renovación para el mundo. La ceremonia se convirtió en un símbolo de la continuidad de la misión apostólica de Pedro.
Tomé mi nombre por León XIII quien afrontó la defensa de la dignidad, la justicia y el trabajo
El nombre de León XIV representa en sí mismo el programa de Robert Prevost, quien explicó el "motivo principal" de la elección de su nombre pontificio, en su primer encuentro con los cardenales recibidos la mañana del 10 de mayo en el Aula del Sínodo. Es decir, la clara referencia a León XIII que, a finales del siglo XIX, con la histórica encíclica Rerum Novarum “afrontó la cuestión social en el contexto de la primera gran revolución industrial”.
“Hoy la Iglesia ofrece a todos, su patrimonio de doctrina social para responder a otra revolución industrial y a los desarrollos de la inteligencia artificial, que comportan nuevos desafíos en la defensa de la dignidad humana, de la justicia y el trabajo”, añadió el Papa.
Así pues, esta decisión de León XIII es un puente entre el pasado y el presente. Mirando hacia el futuro, en su discurso (precedido de una oración en latín) ilustra a los cardenales las directrices del pontificado que acaba de comenzar: “Verdad, justicia, paz y fraternidad”, “principios del Evangelio que siempre han animado e inspirado la vida y la obra de la familia de Dios”. Todo ello en la estela del Concilio Vaticano II, al que el Papa pide a sus colaboradores más cercanos “adherirse plenamente”, recogiendo el fuerte legado del Papa Francisco que “recordó y actualizó magistralmente los contenidos de aquella histórica asamblea en la Exhortación Apostólica Evangelii gaudium ”.
Una flor y una oración por Francisco
Uno de los momentos que marcaron un signo de comunión y continuidad, entre ambos pontífices se vivió la tarde del 10 de mayo, cuando León XIV llegó a la Basílica de Santa María la Mayor, donde los fieles se disponían a ocupar sus lugares para el rezo del Rosario vespertino. Luego el Papa León dirigió su mirada hacia el nicho donde el juego de luces ilumina la cruz del buen pastor, la que Jorge Mario Bergoglio llevó alrededor de su cuello durante más de 12 años por encima de su sotana blanca. Un ayudante le pasó una rosa blanca. El Papa se arrodilló y la dejó sobre el mármol donde está grabada la palabra Franciscus. Luego, siempre de rodillas y en silencio –silencio observado también por todos los presentes en la Basílica–, rezó durante algunos minutos, con la cabeza inclinada y las manos juntas.
Dos Papas, uno de rodillas y el otro mirando desde el cielo, reunidos en un espacio pequeño y completamente blanco. Una escena que impactó.
León XIV continuó luego un breve recorrido por el templo, deteniéndose bajo la estatua de María Regina Pacis, mirando hacia la Capilla Paulina y deteniéndose brevemente en las primeras filas detrás de los cordones. Al salir, saludos, filmaciones, incluso un hombre que hizo una videollamada a la familia para mostrar lo que estaba sucediendo. —¡Qué suerte! Vinimos esta misma tarde y el Papa estaba allí —exclamó una mujer.
Las primeras semanas del Papa León XIV
En sus primeras semanas de pontificado, el Papa León XIV ha mostrado un enfoque decidido en la promoción de la paz, un tema central en sus discursos y mensajes. Ha hecho llamados a resolver los conflictos internacionales mediante el diálogo y la reconciliación, destacando especialmente la situación en Oriente Medio, clamando por ayuda humanitaria por Palestina y pidiendo que la diplomacia prevalezca para el cese de las guerras en curso.
Además, León XIV ha enfatizado la importancia de la unidad dentro de la Iglesia, especialmente en un mundo dividido por ideologías y diferencias culturales. Su tono conciliador pero a la vez determinado, para mantener viva la misión de la Iglesia, han sido recibidos con esperanza por los millones de católicos alrededor del mundo.
VIDEO: Especial, elección del Romano Pontífice, 8 de mayo de 2025