Entrevista

Padre Jota y el Himno de la Asamblea: "Se buscó reflejar la diversidad del país sin dejar de entender que somos una comunidad"

Jueves 29 de Diciembre del 2022
José Pablo Valencia, sacerdote diocesano de Valparaíso, fue el responsable de crear el himno “Busquemos camino”, de la Tercera Asamblea Eclesial Nacional. En esta entrevista nos cuenta sobre el desafío al que fue convocado por su historia y vínculo con la música.

Por Vivien Ormeño

En marzo de 2020, José Pablo había asumido como vicario de la Parroquia La Purificación de Nuestra Señora de Algarrobo, donde el padre Renzo Ramelli ejercía como párroco y al mismo tiempo como secretario general adjunto pastoral de la Conferencia Episcopal.  En el contexto del encierro debido a las restricciones impuestas debido a la pandemia de Covid 19 el padre Jota logró reencontrarse con la música, y volver a componer.  

 “Esta historia me encanta contarla. Renzo me pide que componga el himno”, dice, sin saber muy bien si la motivación fue haberlo visto dar pasos en el reencuentro con la música durante la pandemia o animarlo mucho más en esa dirección. “Me daba miedo asumir desafíos”, confiesa, pese a esto lo aceptó: crear un himno para el proceso de discernimiento en vistas de la realización de la Tercera Asamblea Eclesial Nacional, el que debía cumplir con muchos requisitos: tenía que convocar al Pueblo de Dios que peregrina en Chile en su diversidad. “Por eso hay distintos instrumentos y sonidos, pues se buscaba reflejar la diversidad cultural del país sin dejar de entender que somos una comunidad y tenemos que caminar juntos. Queríamos que se viera reflejada la realidad chilena”. 

“Busquemos camino”

Arrojado al proceso de creativo, el padre Jota llegó a la conclusión de que, si este proceso se trata de caminar juntos, el himno también debía ser creado de forma sinodal, colectivamente. Hizo dos melodías que envió a muchas personas, quedando como base de la canción una de ellas. De la letra inicial del himno, que también compartió con agentes pastorales de todo Chile, solo quedaron dos palabras de la versión original. Todo lo demás fue creado colaborativamente, haciendo el ejercicio de caminar juntos para reconocer el querer de Dios. Fueron seis meses de trabajo donde se pudo experimentar también la sinodalidad entre los músicos. 

Este ejercicio sinodal se vería reflejado en la colaboración al momento de cantar el himno, el que fue interpretado por varios cantantes católicos: hombres y mujeres, laicos y religiosos, de diversas edades y estilos musicales, que decidieron dar el sí a este proyecto (Marcela Gael, Eduardo (Servicentro), Fernando Leiva, Pablo Cifuentes, Fernando Torres, grupo Locura de cruz, Patricia Ibarra, Cristóbal Fones). Todos grabaron la canción completa y luego el padre Jota seleccionó en que parte quedaba mejor cada voz. Junto con agradecer la disponibilidad de cantantes reconocidos como Leiva y Fones; José Pablo también destaca entre otros, la presencia Fer Torres y Pablo Cifuentes “que son jóvenes, con una humildad tremenda, que nos entregaron en el himno ese quiebre del rap, que creo fue un acierto. La recepción de ellos fue muy alegre, llegando a expresar: La Iglesia nos llama, nos reconoce, nos convoca”. Por ello para el sacerdote y músico esta canción fue también una manera de reconocer y reparar a los músicos católicos que no siempre han recibido el reconocimiento que merecen, por el importante rol que cumplen en las comunidades. 

Aunque no se conocían, porque todo el trabajo colaborativo se realizó de forma remota, con los limites propios de las recomendaciones sanitarias, en la Tercera Asamblea Eclesial Nacional pudieron cantar juntos por primera vez. La cohesión y la confianza de un camino compartido para llegar a ese momento, se notaba. Los participantes de la Asamblea se contagiaron con su entusiasmo y entrega, coreando la canción junto con ellos.  “No había dimensionado el impacto del himno. Pero cuando nos reunimos por primera vez a cantarla en la Asamblea y vimos que la gente se la sabía de memoria, nos dimos cuenta que era algo importante. Incluso hicieron una reversión en Perú y Argentina”, comenta José Pablo.

Cuando le preguntamos al padre Jota cómo ve el proceso que ha vivido la Iglesia en Chile, responde con convicción: “Creo en el proceso, creo en esa posibilidad (…). Tienen que haber actos reparatorios concretos, no solamente con las víctimas, sino también con una sociedad entera, y eso pasa por asumir la historia, la vida. Y ahora, como familia, como Iglesia, podamos replantearnos nuestro espacio en la sociedad”. 

Revisa el video de la historia del Himno “Busquemos camino”

De José Pablo a “el padre Jota”

José Pablo Valencia, más conocido como el “padre Jota”, es el menor de tres hermanos. Junto a sus padres participó activamente, desde pequeño, en la parroquia cercana a su casa, pero solo luego de terminar su etapa escolar, e iniciarse laborablemente en la música, sintió el llamado vocacional del servicio sacerdotal. 

José Pablo nos cuenta que la etapa escolar no fue fácil para él, sobre todo por sus resultados académicos. Las dificultades que tuvo que enfrentar como consecuencia del déficit atencional y la hiperactividad lo hicieron encontrar en la música una manera de expresarse, que se iría puliendo con los años, transformándose en un cantante de cumbia remunerado, que animaba con su música la vida nocturna de la Quinta Región. 

A pesar de los horarios de su trabajo, continuó participando de las actividades de la parroquia. Sus padres fueron claves en la formación de José Pablo, pues según cuenta, ellos le enseñaron que “la vida tiene sentido, tanto cuanto, es donada a las demás personas”, y desde esa premisa se mantuvo vinculado de forma permanente con la acción social realizada desde este espacio, en la medida en que “el sentido de la vida y la felicidad las encontraba cuando era capaz de ayudar” a otros. 

En determinado momento, la forma de vida asociada a su trabajo hizo que José Pablo se cuestionara sobre el nivel de plenitud que podría alcanzar a través de ella: La respuesta fue clara, no era feliz. Con esta certeza comenzó su búsqueda, y con ella surgió la inquietud vocacional, aunque en su parroquia no era visto como una posibilidad: “Mi perfil era otro. Nadie pensó que yo iba a ser cura”, afirma. 

“El más optimista me daba un mes en el seminario”, confiesa el padre Jota. Sin embargo, luego de las jornadas vocacionales en las que participó, quedaron aceptados nueve personas, de las que continuaron ocho. De ellos, solo tres cursaron teología, se ordenaron dos, y solo él continúa siendo sacerdote. “Dios se vale justamente de lo que la sociedad piensa que no sirve (…) Se vale de los que nadie quiere, para confundir a los poderosos”, afirma. Luego de 11 años de ministerio sacerdotal señala que “ha sido un camino re loco y re bonito” y en el que la música ha estado más presente a partir de la pandemia. 

José Pablo habla de su proceso formativo en el seminario con evidentes sentimientos encontrados. Ingresó a comienzos del 2000, cuando la estructura formativa implicaba transformarse en un modelo de sacerdote con características muy específicas, que iban desde la manera de vestir hasta la forma de ser: “así tiene que ser un cura y no de otra manera”. Además, egresó del seminario en el año 2009, siendo ordenado diácono en tránsito y el 18 de junio de 2011 como sacerdote, en una época muy compleja tras hacerse públicas las acusaciones en contra de Fernando Karadima. Si bien dice haber terminado su período en el seminario muy feliz, reconoce el impacto que generó en él y sus cercanos el conocimiento de los abusos del entonces sacerdote. Aunque su paso por el seminario y los primeros años de sacerdocio le llevaron a dejar de lado una parte importante de su individualidad, incluyendo su vínculo con la música, el proceso de creación del himno de la Asamblea le llevó a reencontrarse con ese don, lo que sumado a su pasión por las comunicaciones y las redes sociales lo llevaron a transformarse en un referente internacional. Es así como ha sido invitado a sumarse a la iniciativa “La Iglesia te escucha” participando en encuentros encuentro virtuales organizados por el Dicasterio para las Comunicaciones con el apoyo de la Secretaría General del Sínodo, en vista al desarrollo de las misiones en el "continente digital".

Para conocer la música del padre Jota puedes visitar su Canal Youtube.

SERVICIO - Revista de la Conferencia Episcopal de Chile