Aunque reparta todos mis bienes a los pobres
y entregue mi cuerpo a las llamas,
si no tengo amor, de nada me sirve. (1 Cor 13, 3)
La belleza de amar
La solidaridad es una gracia de Dios. La hemos recibido en el gesto creador y en el misterio de la redención. Dios nos amó primero. Jesús de Nazareth es el Amor de Dios hecho persona humana. Hemos sido hechos a su imagen y semejanza y hemos recibido el perdón y la vida gracias a su muerte y resurrección.
Es por ello que la solidaridad en primer lugar se agradece. Es un don gratuito de Dios que nos ama al crearnos y al redimirnos. Toda la vida de Jesucristo nos revela que Dios es un Padre amoroso porque Dios es Amor.
Agradecidos de esta verdad, la más hermosa de todas, la solidaridad la entendemos también como la respuesta al que nos amó primero. Gracias a ella podemos descubrir el misterio de Dios y de nuestra propia identidad y misión. La vocación humana consiste en responder al llamado que Dios Padre nos hace a través de su Hijo Jesús para compartir el mismo Espíritu de bondad y de servicio. La alegría más grande consiste en amar como Cristo nos ama.
SERVICIO ha querido sumarse a las iniciativas solidarias publicando testimonios y organizaciones de cristianos que quieren vivir en sus vidas y en sus oficios o profesiones la vocación de servicio del Evangelio de Jesús.
Lo hacemos porque nos anima una convicción: la belleza más arrebatadora la encontramos en todos aquellos que se esfuerzan en ser testigos de la solidaridad de Dios en su vida cotidiana. Por eso agradecemos al Padre la vida y el testimonio del P. Faustino Gazziero, cuya muerte nos ha conmovido a todos. En su servicio y entrega a las personas, reconocemos la bendición del amor de Dios.
La partida de este querido sacerdote que ha ofrecido su vida sirviendo a sus hermanos, nos recuerda que el alma de Chile resplandece cuando los chilenos aprendemos a servir al prójimo con el mismo corazón de Cristo Jesús.
+ Manuel Camilo Vial R.
Obispo de Temuco
Secretario General
Conferencia Episcopal de Chile
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