Hemos visto al Señor
Las generaciones que hemos sido testigos de los acontecimientos vividos en el último tiempo, sin lugar a dudas, somos privilegiadas. Pocas veces en la historia de la humanidad el homenaje a un hombre ha congregado a personas de edades, procedencias, culturas, ideologías y mundos tan distintos unos de otros.
Y es que en Juan Pablo II hemos visto al Señor. En los 26 años de su Pontificado, el mundo ha contado con un profeta, y la Iglesia ha visto en él el rostro del discípulo de Jesucristo, el Señor. Nos lo revelan con profunda sabiduría los miles de escritos que chilenas y chilenos han estampado en los libros de condolencias impresos y virtuales para agradecer al Padre Dios el inmenso regalo que nos ha hecho en su apóstol.
En esta edición especial de la Revista SERVICIO, la Conferencia Episcopal ha querido plasmar, a través de reflexiones y testimonios, la inmensa riqueza del Magisterio de Juan Pablo II que nos dejó como herencia para nuestro caminar como Pueblo de Dios. La diáfana viga maestra de ese legado pastoral es su coherente fidelidad a Jesucristo, a la Iglesia y a la verdad de la persona humana.
El entonces Cardenal decano, hoy nuestro Santo Padre Benedicto XVI, definía bien esta síntesis al despedir a su antecesor. Todas las palabras pronunciadas por el políglota Juan Pablo II, en su incansable recorrido por el mundo, se resumen en un incondicional seguimiento del Maestro por el que, un día, el joven creyente Karol Wojtyla lo abandonó todo, y cuyo ejemplo nos impulsó a imitar: tú, ven y sígueme.
En estos días en que hemos vuelto a cantar Te damos gracias por tu Hijo Jesús y por su apóstol Juan Pablo y en que hemos celebrado con regocijo la acción del Espíritu en la elección de su Sucesor, deseamos que los frutos de este retiro espiritual que hemos vivido se traduzcan en un encuentro profundo con el Señor y en un amor más grande hacia los hermanos.