Volver al centro de la vida
1. El tiempo de Navidad nos mueve a la reflexión sobre lo que hemos hecho y dejado de hacer. Es la hora de evaluar, meditar y hacer proyecciones personales, familiares y eclesiales. El fin de año es un tiempo lleno de sentido marcado por la Navidad que nos abre horizontes inéditos para dejar conducir nuestra vida por los designios de Dios, en la perspectiva de un nuevo año que siempre debiéramos vivir como gracia divina.
2. Esta Navidad será particularmente especial para los chilenos. En el contexto de la preparación y celebración de la canonización de San Alberto Hurtado, cuyos ecos todavía resuenan entre nosotros, hemos acompañado con la oración a los Padres Sinodales que han reflexionado sobre la Eucaristía como fuente y centro de la vida de la Iglesia. La Eucaristía es un don de Dios y debemos recibirlo como tal. La Eucaristía es el sacramento de la presencia real de Jesucristo entre nosotros. Pastoralmente, por ejemplo, preocupa que muchos niños que se preparan a la Primera Comunión no conozcan el Yo confieso y mucho menos el texto del Gloria o del Credo. No es problema de un simple memorizar o recitar, o proclamar una fórmula. Asumir esas fórmulas litúrgicas es siempre una fuente o una semilla que permitirá con el paso del tiempo adentrarse en la profundidad de sus contenidos y adecuar la vida a ellos. Si estos contenidos son parafraseados o sencillamente omitidos, estaremos negando una fuente de la tradición de la Iglesia y de su liturgia a las futuras generaciones de católicos. Ciertamente esperamos mucho en los frutos del Sínodo de la Eucaristía.
3. En el ámbito nacional los Obispos de Chile han querido ofrecer una Carta Pastoral titulada Matrimonio y Familia. Una buena noticia para la humanidad. En ella se invita a los católicos a valorar el matrimonio y la familia que se inspira en el Evangelio como una buena noticia para la sociedad. Por eso, se ha procurado que el tiempo de Adviento, en que las familias y las comunidades eclesiales se preparan para vivir y celebrar la llegada del Niño Dios, se reflexione sobre esta invitación urgente de los pastores, relevante para la vida en sociedad. Es una tarea eclesial que queremos se inicie en Adviento y que cada diócesis asuma las modalidades y los tiempos para que esta Carta Pastoral cale hondo en la pastoral ordinaria de nuestra Iglesia en Chile.
4. Nuestro país se prepara para las elecciones presidenciales y parlamentarias. La etapa final de una campaña -que no ha estado exenta de conflictos- ha mostrado una incipiente discusión sobre programas y ha anticipado debates que deberán continuar con miras a la celebración del Bicentenario. En otro plano, muchos jóvenes deciden por estos días los pasos clave de su futuro académico o laboral. Es tiempo de decisiones importantes y frente a ellas no se puede improvisar.
5. El Padre Alberto Hurtado nos hace volver al centro de la vida, nos recordaba el querido P. Miguel Ortega, fallecido este año, en un texto que hemos querido publicar en esta edición de la revista Servicio. Cuando volvemos la mirada al Señor, los caminos adquieren sentido y nuestra historia se proyecta a la luz de los principios cristianos y humanistas como servicio a la sociedad. Es la luz de Belén, que nos invita a contemplar al Niño Dios recién nacido, a encontrarnos con su gracia, a reflejarnos en Él y a descubrir, en su palabra y en el sacramento de su presencial real, el centro de nuestra vida, cual autentico y renovado servicio a la humanidad. ¡Ven, Señor, Jesús!