Mi experiencia en la primera sesión del Sínodo de la sinodalidad

Viernes 29 de Diciembre del 2023
Tuve el privilegio de participar en la primera sesión del XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos que se realizó en Roma entre los días 4 y 29 del mes de octubre pasado. Se trató de una experiencia extraordinaria que podría expresar a través de tres signos que para mí fueron reveladores de la asistencia del Espíritu Santo.

+ Carlos Godoy Labraña 
Obispo de Osorno 
 
La universalidad de la Iglesia: me impresionó la variedad de expresiones católicas que vi. Desde los ritos diversos, con sus vestiduras propias, hasta las diversas culturas y pueblos que se hicieron presentes en la asamblea con la participación de tantos representantes; muchos de ellos aprovechando el tiempo de intervención para visibilizar las complejidades de sus realidades. También las celebraciones eucarísticas ayudaron a sentirnos parte de un mismo Pueblo.  
 
La honestidad de los participantes: me pareció que todos los que me tocó conocer manifestaban un profundo amor a Dios y su Iglesia. A nadie lo percibí movido por una necesidad de poder o dominio sobre el resto. Siempre percibí mucho respeto y seriedad al momento de orar, reflexionar y compartir. Creo, que en este sentido ayudó mucho la metodología de la “conversación espiritual” que, si bien pudo ser mejorada, permitió un compartir sereno que facilitó la escucha empática y el diálogo desde el corazón. La misma metodología no dio paso a agendas particulares, exigía la búsqueda del consenso discernido en silencio, oración y apertura. Noté un ambiente de mucha libertad para conversar de todo, sin miedo al disenso, pero en un clima de mucho respeto y fraternidad.  
 
Protección del espacio: Se cuidó mucho de que grupos externos no presionaran a los participantes del sínodo. La misma solicitud de no hablar con la prensa sobre lo que se iba conversando en las mesas de diálogo como en las intervenciones generales ayudó a modular nuestra aproximación a los medios de comunicación. Sin perjuicio de que, algunos medios intentaron instalar la idea de una asamblea dividida centrada más bien en temas controversiales. Si bien, aparecieron estos temas, la atención no se centró en ellos. No fue un sínodo sobre temas particulares. Fue más bien un sínodo pastoral, donde las preguntas ¿Cómo evangelizar en el mundo de hoy? ¿Cómo vivenciar más la ministerialidad al estilo de Jesús? ¿cómo relevar el papel de la mujer en la Iglesia? ¿Cómo evangelizar con los medios digitales? etc., fueron ocupando la reflexión y el discernimiento de todos. El cuidado del espacio lo noté en la cantidad de tiempo que dedicamos al silencio y la oración. 
 
Me ilusiona que este modo de discernimiento pastoral lo podamos aplicar en todas nuestras diócesis, de manera que todos nos sintamos corresponsables de edificar una Iglesia cada vez más santa y consecuente con el evangelio de Jesús.  

SERVICIO - Revista de la Conferencia Episcopal de Chile