No tenemos otro tesoro que éste. No tenemos otra dicha ni otra prioridad que ser instrumentos del Espíritu de Dios, en Iglesia, para que Jesucristo sea encontrado, seguido, amado, adorado, anunciado y comunicado a todos, no obstante todas las dificultades y resistencias. Este es el mejor servicio –¡su servicio!– que la Iglesia tiene que ofrecer a las personas y naciones1”. En esta visita el sucesor de Pedro nos ha confirmado en la fe, invitándonos a seguir evangelizando, “teniendo en cuenta especialmente a los jóve- nes, los ancianos, los pueblos originarios, los pobres y aquellos que se encuentran al margen de la sociedad2”.
Al encontrarnos con el Papa, sentimos su cercanía, su afecto, y su gran conocimiento de nuestra Iglesia que peregrina en Chile. Fue un ambiente de diálogo entre el Santo Padre y los obispos, un ejercicio de escucha del Papa y, a la vez, una participación fraternal y paternal entre pastores. Fran- cisco nos dejó la tarea de reflexionar sobre la comunión, la sinodalidad, este camino en conjunto que como Iglesia tenemos que realizar. Hemos regresado al país renovados por sus palabras, animados por su confianza. En esta revista Servicio que les presentamos, hemos querido repasar este gran acontecimiento a través de los testimonios de algunos pastores que han vivido más de una Visita Ad Limina, y de otros que la han realizado por primera vez.
Esperamos que este gran acontecimiento que hemos vivido, nos ayude a guiar cada vez mejor la misión de la Iglesia, mostrando a nuestra sociedad cada más individualista, el rostro misericordioso de Padre Dios.
+ Fernando Ramos P.
Secretario General Conferencia Episcopal de Chile