En nuestro reciente encuentro con el papa Francisco en el marco de la visi- ta ad limina, los obispos chilenos hemos sentido la vigencia de lo señalado en Aparecida hace 10 años: “Aquí está el reto fundamental que afrontamos: mostrar la capacidad de la Iglesia para promover y formar discípulos y mi- sioneros que respondan a la vocación recibida y comuniquen por doquier, por desborde de gratitud y alegría, el don del encuentro con Jesucristo.